Del sexo al lenguaje: dos soluciones al mismo problema
En contra de la concepción popular, los biólogos teóricos afirman ahora que la evolución no tiene ninguna dirección preferente. Sin embargo, el registro fósil revela un innegable incremento evolutivo de la complejidad biológica, desde las bacterias hasta el ser humano. ¿Cómo puede conciliarse la ausencia de dirección del mecanismo darwiniano de la selección natural con la evolución de formas de vida cada vez más complejas, hasta llegar a la vida inteligente? La clave hay que buscarla en cómo los organismos resuelven el problema de anticiparse a los cambios impredecibles. El sexo es una primera solución evolutiva, y el lenguaje es la última.